lunes, 3 de septiembre de 2012

"Cuidado con los programas que instalamos", en mi columna del diario Bahía de Cádiz

Hoy he escrito una nueva columna en mi diario favorito sobre los posibles peligros que acarrea instalar programas "crackeados" en un ordenador. Espero que el siguiente texto ayude a alguien a poder evitar más de un quebradero de cabeza. A continuación el texto completo:

Es curioso que todavía existan personas que se compliquen la vida en intentar instalar programas “crackeados” (manipulados por alguien) para no pagar las licencias de uso cuando existen programas libres y gratuitos que ofrecen, en la mayoría de los casos, lo mismo.

Tengo más que comprobado que la mayoría de espías y virus que se instalan en un ordenador proceden de estos programas manipulados que provocan, en los peores casos, la necesidad de reinstalar el sistema o formatear. Por esta razón y, sobre todo, a raíz de una situación que me ocurrió hace apenas una semana, he decidido escribir esta columna para que aquellos que me lean, si es que alguien me lee, puedan evitar un escenario parecido.

 Todo comenzó el pasado lunes cuando un amigo mío me telefoneó para preguntarme si tenía el “Office 2010” de Microsoft ya que su versión databa del año 2000 y quería actualizarse. Le comenté que llevaba un tiempo utilizando un paquete de ofimática “open source” y que el único “Office” que poseía era una versión también antigua por lo que nos encontrábamos en la misma situación. Decidió seguir buscando.


Unos días después me llamó bastante apurado y me pidió que fuera a su casa porque su ordenador iba muy lento y su navegador de Internet no cargaba las páginas. Cuando revisé el equipo comprobé que tenía bastante “basura” (varios espías y un virus) y que su rendimiento dejaba bastante que desear por lo que, para no calentarme mucho la cabeza, decidí hacer borrón y cuenta nueva (formateé el PC). Una vez instalado el sistema operativo regresé a casa dejando a mi compañero instalar sus programas favoritos. Para para mi desgracia, alrededor de una hora más tarde, me volvió a telefonear para decirme que mientras instalaba sus programas el equipo comenzó a padecer los mismos síntomas que antes del formateo.

Volví a su casa y opté por volver a formatear e instalar el sistema operativo de nuevo. Esta vez comprobé uno por uno los programas que había instalado justo antes de la nueva infección para hallar el causante de esta catástrofe que resultó ser un “Office 2010” descargado de Internet. Confirmé que el archivo instalador del programa no era el original sino uno adulterado que, a parte de instalar el paquete de ofimática de Microsoft, sin necesidad de comprarlo, instalaba varios programas dudosos. Opté por borrarlo inmediatamente y le recriminé a mi amigo que lo que estaba haciendo no sólo era ilegal sino que ponía en peligro su ordenador.

Esta vez decidí quedarme e instalar personalmente todos y cada uno de los programas para estar tranquilo de que no hubiera otra “cosa” rondando por ellos. Una vez todo instalado, excepto el “Office 2010” y unos cuantos programas “extraños”, persuadí a mi compañero a probar un paquete de ofimática “open source” en lugar de instalar su anticuado “Office 2000” (opción que tenía en mente después de su fallido intento de actualizarse). Aceptó mi propuesta y le propuse que lo usara durante unas semanas para ver si le daba problemas en cuestión de compatibilidad o acciones y tareas que solía hacer con su antiguo “Office”.

Este sábado pasado, unos pocos días después de todo lo ocurrido, volví a hablar con mi amigo sobre como le iba el paquete de ofimática y, al parecer, los problemas de compatibilidad que tenía con su anticuado paquete habían desaparecido por completo y ahora todo le iba igual o mejor que antes.

Con este escrito no intento desprestigiar los programas propietarios, ni mucho menos, simplemente quiero dar a entender que, en caso de no desear pagar por una licencia de uso ya sea por problemas económicos o por falta de ganas, existen alternativas gratuitas que, en estos casos, son más recomendables que optar por utilizar programas privativos “crackeados” que no sólo incurren en una ilegalidad sino que arriesga el buen funcionamiento del equipo puesto que, en ocasiones, instalan otros programas catalogados como espías y virus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario