lunes, 9 de julio de 2012

¿Hasta dónde podemos llegar para encontrar trabajo?, en mi columna del diario Bahía de Cádiz

Hoy ya se puede leer en el diario Bahía de Cádiz mi nueva columna, "¿Hasta dónde podemos llegar para encontrar trabajo?". Decidí escribirla tras leer una grave noticia este miércoles pasado sobre una persona que ofreció un riñón a cambio de trabajo en Jerez de la Frontera. A continuación todo el texto de la columna:


Recuerdo un anuncio de televisión, de hace ya unos años, cuyo eslogan preguntaba al espectador: “¿vives para trabajar o trabajas para vivir?”.

La situación desde entonces ha cambiado mucho: crisis, recesión, paro, recortes. Si actualizara ese eslogan a nuestros días podría ser algo como: “¿trabajas para sobrevivir o mal vives para buscar trabajo?”. Sé que no suena tan bien como el anterior pero, por desgracia, es la pura realidad. Hoy muchos españoles no vivimos para trabajar, más quisiéramos, sino que mal vivimos para buscar un trabajo, y ya no digo uno digno.

El anuncio del que hablo me vino a la mente cuando, el pasado miércoles, leí, en este mismo diario, la noticia de que un jerezano había ofrecido uno de sus riñones a cambio de trabajo.

Se me puso la piel de gallina al ver cómo una persona podía encontrarse en una situación en la que fuera capaz de dar parte de su cuerpo, de su vida, ya ni siquiera por dinero sino, por un “simple” trabajo. Lo peor de todo es que este tipo de casos han ido ascendiendo en estos últimos años y, por esta razón, muchos medios recordaban, mientras anunciaban esta noticia, que este tipo de acciones están penadas por la ley. Sin embargo, esto no cambia en nada la mala situación de muchos ciudadanos de a pie que se ven en la necesidad de “mendigar”, no por dinero, por trabajo.

¿Hasta donde podemos llegar para encontrar trabajo en la actualidad? Esta pregunta, con la que he titulado este artículo, es cada vez más difícil de responder o, más bien, no sabría como contestarla.


Trabajar se ha convertido en todo un lujo sólo al alcance de unos pocos. Esto nos ha llevado a un punto en el que no nos importa renunciar a algunos de nuestros derechos laborales con tal de conseguir un puesto laboral de al menos unos meses. Y me da mucho coraje, sobre todo, porque nuestros padres y abuelos lucharon muy duro para conseguir esos derechos que hoy nos están arrebatando y, en lugar de defenderlos con uñas y dientes, nosotros mismos renunciamos a ellos con tal de conseguir ese ansiado trabajo.

¿Dónde están nuestros políticos cuando hacen falta? No lo sé, quisiera saberlo. Lo único que sé es que son ellos los que tienen que ayudarnos a salir de esta situación en lugar de hundirnos aún más en la misera.

Todavía creo en que existen políticos de verdad, muy pocos, poquísimos, inmersos dentro de sus partidos infectados de “politicuchos” que sólo piensan en sus propios intereses y no en el bien común. A esos pocos les pido, les imploro, que no permitan que esto siga así y que se levanten en contra de sus corrompidos partidos y pongan, de una vez por todas, los intereses de los ciudadanos por delante de todo lo demás, que somos nosotros los que les pagamos y colocamos en su posición, en lugar de pisotearnos una vez y otra y otra más.

Desearía saber cuándo tocaremos fondo, porque ellos -los políticos- llevan ya años diciéndolo mientras seguimos hundiéndonos más y más. A ver si, de una maldita vez, tocamos ya dicho fondo y comenzamos a subir, poco a poco, a la superficie hasta conseguir, por lo menos, vivir tranquilos.

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