Recuerdo un anuncio de
televisión, de hace ya unos años, cuyo eslogan preguntaba al
espectador: “¿vives para trabajar o trabajas para vivir?”.
La situación desde
entonces ha cambiado mucho: crisis, recesión, paro, recortes. Si
actualizara ese eslogan a nuestros días podría ser algo como:
“¿trabajas para sobrevivir o mal vives para buscar trabajo?”. Sé
que no suena tan bien como el anterior pero, por desgracia, es la
pura realidad. Hoy muchos españoles no vivimos para trabajar, más
quisiéramos, sino que mal vivimos para buscar un trabajo, y ya no
digo uno digno.
El anuncio del que hablo
me vino a la mente cuando, el pasado miércoles, leí, en este mismo
diario, la noticia de que un jerezano había ofrecido uno de sus
riñones a cambio de trabajo.
Se me puso la piel de
gallina al ver cómo una persona podía encontrarse en una situación
en la que fuera capaz de dar parte de su cuerpo, de su vida, ya ni
siquiera por dinero sino, por un “simple” trabajo. Lo peor de
todo es que este tipo de casos han ido ascendiendo en estos últimos
años y, por esta razón, muchos medios recordaban, mientras
anunciaban esta noticia, que este tipo de acciones están penadas por
la ley. Sin embargo, esto no cambia en nada la mala situación de
muchos ciudadanos de a pie que se ven en la necesidad de “mendigar”,
no por dinero, por trabajo.
¿Hasta donde podemos
llegar para encontrar trabajo en la actualidad? Esta pregunta, con la
que he titulado este artículo, es cada vez más difícil de
responder o, más bien, no sabría como contestarla.
Trabajar se ha convertido
en todo un lujo sólo al alcance de unos pocos. Esto nos ha llevado a
un punto en el que no nos importa renunciar a algunos de nuestros
derechos laborales con tal de conseguir un puesto laboral de al menos
unos meses. Y me da mucho coraje, sobre todo, porque nuestros padres
y abuelos lucharon muy duro para conseguir esos derechos que hoy nos
están arrebatando y, en lugar de defenderlos con uñas y dientes,
nosotros mismos renunciamos a ellos con tal de conseguir ese ansiado
trabajo.
¿Dónde están nuestros
políticos cuando hacen falta? No lo sé, quisiera saberlo. Lo único
que sé es que son ellos los que tienen que ayudarnos a salir de esta
situación en lugar de hundirnos aún más en la misera.
Todavía creo en que
existen políticos de verdad, muy pocos, poquísimos, inmersos dentro
de sus partidos infectados de “politicuchos” que sólo piensan en
sus propios intereses y no en el bien común. A esos pocos les pido,
les imploro, que no permitan que esto siga así y que se levanten en
contra de sus corrompidos partidos y pongan, de una vez por todas,
los intereses de los ciudadanos por delante de todo lo demás, que
somos nosotros los que les pagamos y colocamos en su posición, en
lugar de pisotearnos una vez y otra y otra más.
Desearía saber cuándo
tocaremos fondo, porque ellos -los políticos- llevan ya años
diciéndolo mientras seguimos hundiéndonos más y más. A ver si, de
una maldita vez, tocamos ya dicho fondo y comenzamos a subir, poco a
poco, a la superficie hasta conseguir, por lo menos, vivir
tranquilos.
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